Carlos Antonio López, Obrero Máximo, el Vulcano Guaraní, es recordado en una emblemática avenida de Asunción
Prosiguiendo con la serie de entregas que explican los orígenes de las nomenclaturas de las calles y avenidas de Asunción y la historia que encierra cada una de esas denominaciones, elaborada por la señora Evanhy de Gallegos, se darán detalles sobre la que lleva el nombre de Carlos Antonio López Insfrán.
Este gobernante fue el primer presidente constitucional del Paraguay, que supo lograr bienestar y trajo al país los adelantos tecnológicos, que dieron a la Nación Paraguaya los mayores calificativos de admiración.
La avenida, confirmada por la Ordenanza 649/42, se inicia en la avenida Colón al Este y se desplaza al Oeste hasta las costas del río Paraguay. Paralela a las calles Mariano Roque Alonso al Norte y a Capitán Walter Gwynn al Sur, extendiéndose en los barrios Sajonia, Carlos Antonio López, San Antonio y Dr. Francia.
Juan Francisco Pérez Acosta titula “Obrero Máximo” el libro sobre sus obras. Luis Verón lo denomina “El Vulcano Guaraní”.
Carlos Antonio López nació en el barrio Manorá. En el mapa de Federico De Gásperi, uno de los primeros cartógrafos novecentistas del país con Cleto Romero, se observa que la propiedad donde nació aparece con el nombre de Carrillo Cue.
Se trata de un rectángulo sobre la acera norte de la actual avenida España, antigua calle Manorá, entre las actuales calles Capitán Patricio Maciel y Doctor Antonio Bestard.
Ese espacio geográfico de 10,5 hectáreas, que fue propiedad de los López desde el año 1729, perteneció a su familia.
La casa colonial donde nació fue demolida entre 1970 y 1980.
Natalicio González la recuerda con amplios corredores y techos rojos sobre la antigua calle Manorá, que unía el centro de Asunción con el valle de Ybyray.
Su padre fue el español Miguel Cirilo López de Villamayor, reconocido sastre al que encargaban sus trajes los hombres importantes de la época y su madre, Leonor Melchora Insfrán Ascona, era criolla y pertenecía a una de las familias de linaje social de la Colonia.
Tuvieron seis hijos varones y dos hijas mujeres.
Carlos Antonio López hizo sus primeras letras con Juana Josefa de la Mora y Casal, hermana del prócer Fernando de la Mora, y en el Colegio Franciscano de La Recoleta.
Después, siguió sus estudios en el Real Seminario de San Carlos, actual Congreso Nacional y, para 1810, ya daba cátedras ganadas por concurso público, hasta que el Seminario se convirtió en cuartel para la defensa de la invasión porteña, comandada por el general Manuel Belgrano.
Tenía 18 años cuando asistió a la vigilia frente a la Casa de los Gobernadores, hasta la Independencia del 14 y 15 de Mayo de 1811.
Aunque volvió a las cátedras, las abandonó en 1822, al clausurarse el Seminario.
Se dedicó entonces a la profesión de abogado, teniendo como mentor al jurista Mariano Larios Galván, esposo de Petrona Regalada, hermana de don Gaspar de Francia, matrimonio que terminó en divorcio por infidelidad de Larios Galván.
Carlos Antonio López se casó a los 34 años con Juana Pabla Carrillo Viana, hija de una acaudalada familia, sobrina de Larios Galván.
Se casaron en la iglesia Catedral el 22 de julio de 1826 y fueron padres de: Francisco Solano, Inocencia, Venancio, Rafaela y Benigno.
La pareja vivió en la Casa Baja y en la Casa Alta del actual Jardín Botánico de Asunción, entonces una estanzuela de los Viana – Galván.
Después, Don Carlos se dedicó a administrar los bienes de su esposa, que poseía estancias entre los ríos Manduvirá y Jejuí.
Fue el tiempo en que Don Carlos conoció la idiosincrasia y necesidades del paraguayo del interior.
En 1841 hizo su aparición en la vida política, llamado por Mariano Roque Alonso, que le ofreció el cargo de secretario de gobierno.
El 12 de marzo de 1841 integró el Primer Consulado. Sus habilidades y manejo administrativo del gobierno hicieron que fuera elegido también en el Segundo Consulado y Presidente de la República en el Congreso del 15 de marzo de 1844, redactándose la primera Constitución con los tres poderes del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
En los 18 años que gobernó el país, fue reelegido una y otra vez.
Llegó a disputar con Japón la contratación de los mejores técnicos europeos para introducir los adelantos tecnológicos de la Primera Revolución Industrial. Doscientos de ellos vinieron al Paraguay.
Introdujo el motor a vapor, el ferrocarril en 1856, una planta siderúrgica en 1850, el telégrafo.
Una vez conseguida la libre navegación del río Paraná, creó la marina mercante.
Construyó el arsenal, contrató médicos y farmacéuticos.
En lo internacional consagró y ratificó la Independencia Nacional, haciéndola reconocer en América y Europa.
Esta apertura produjo un gran desarrollo económico de exportación, ya que de las tierras fiscales se exportaban: yerba mate, madera, cueros y de las chacras campesinas salían el algodón y el tabaco.
Los habitantes del Paraguay trabajaban tierras arrendadas al Estado, eran propietarios de fábricas artesanales. Existía bienestar.
Fue también periodista para promocionar el Paraguay y hacer conocer la Independencia Nacional. En ese marco, creó el periódico El Paraguayo Independiente y lo redactó personalmente, desde el 20 de abril de 1845 por siete años.
Decretó la Enseñanza Obligatoria que era gratuita con alojamiento, comidas y vestuario para los necesitados de ayuda.
La escolaridad incluía formación en oficios como sastrería, zapatería, tejeduría, sombrerería.
Cuando falleció había 435 escuelas y 24.524 alumnos.
Se ocupó también de la enseñanza superior con la Academia Literaria, Escuelas de Derecho, Bellas Artes, Medicina, Moral y Matemáticas, Música, Dibujo y Escuela Normal.
Envió jóvenes estudiosos a Europa, para seguir carreras universitarias.
Se ocupó de la reorganización eclesiástica y de la reconstrucción de las iglesias, como La catedral en 1842 y de todas las de la capital y del interior del país.
En Asunción construyó los primeros siete muros de contención de la Costanera de Asunción.
Reedificó El Cabildo para edificio del Congreso de la Nación, actual Centro Cultural de la República.
Al norte de la entonces Plaza 14 de Mayo, hizo edificar una casa de dos plantas para Mburuvicha Roga. Quedan restos de sus paredes en la Comandancia de la Policía y del nuevo Lido Bar.
Todo lo que hizo construir, en parte, todavía permanece.
Tuvo que enfrentar dos amenazas de guerra, del Imperio del Brasil en 1852 y de los Estados Unidos de América en 1859, que pudo neutralizar en su tiempo.
Las amenazas del Brasil y de la Argentina se postergaron, aunque la voracidad de los países vecinos siempre estuvo vigente, hasta desembocar en la Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay entre 1864 a 1870.
Don Carlos Antonio López falleció el 10 de setiembre de 1862.
Obras actuales sobre la emblemática avenida
El intendente municipal de Asunción, ingeniero Oscar Rodríguez, encara en la actualidad la recuperación total de la emblemática avenida, que lleva el nombre del ilustre gobernante, que se extiende desde Pratts Gill hasta Colón.
Los trabajos viales incluyen el paseo central y la preservación de las vías del tranvía “de la Línea 4 de 1909”.
La inversión municipal alcanzará 10.135.361.200 guaraníes en dos frentes de trabajo, desde Pratts Gill, zona de la Marina, hasta Arellano, y desde esta calle hasta Colón.
Es importante destacar que la avenida Carlos Antonio López forma parte del Catálogo de Edificios y Sitios de la ciudad de Asunción, por la Ordenanza Nº 35/96.
Además, diez edificaciones ubicadas sobre esta arteria están registradas como bienes patrimoniales, identificatorios de nuestra historia.