La calle Eligio Ayala recuerda a uno de los presidentes de la República más talentosos que tuvo el Paraguay
Continuando con la serie de entregas sobre los nombres de las calles de Asunción y la historia que encierra cada una de esas denominaciones, elaborada por la señora Evanhy de Gallegos, en esta ocasión se darán detalles sobre uno de los mejores presidentes que tuvo el Paraguay, Eligio Ayala, a quien una arteria ubicada en el centro capitalino rinde homenaje.
Por la Ordenanza N° 2077/30 se denomina así a la calle que se inicia al oeste del eje de la nomenclatura Independencia Nacional y se dirige al este hasta la avenida General Máximo Santos. Es paralela a las calles Mariscal José Félix Estigarribia, al sur, y a El Paraguayo Independiente y su continuación, la avenida Mariscal Francisco Solano López, al norte, en los barrios Catedral, San Roque, Ciudad Nueva y General Caballero.
En Mbuyapey, el 4 de diciembre de 1879, nacieron los mellizos Eligio y Emilio, hijos de Manuela Ayala.
Uno de ellos, Eligio Ayala, llegó a presidente de la República y ministro de Hacienda, en años muy difíciles para la Nación.
Ayala equilibró la economía y hasta invirtió en la preparación del Paraguay para la Guerra del Chaco, que lamentablemente no se pudo evitar.
Vida y logros de Eligio Ayala
El padre de Eligio Ayala fue Mariano Sisa, un español que se dedicaba a la enseñanza.
Los hijos de Manuela, madre soltera, no llevaron el apellido Sisa.
Los Ayala tenían, enMbuyapey, una pequeña chacra donde aprendieron las tareas del campo.
José del Rosario Ayala, tío de Eligio, era simpatizante de lo que sería más adelante el partido Liberal Radical.
Eligio cursó su primer año de secundaria en Asunción, en el Colegio Nacional de la Capital, pero al ser nombrado su tío director del Colegio Nacional de Encarnación, lo llevó a dicha institución educativa y le costeó los estudios, culminando el tercer curso.
En Asunción, finalmente, terminó los estudios gracias a una beca.
En uno de sus exámenes, presidía la mesa el presidente de la República don Emilio Aceval, quien quedó impresionado ante su inteligencia.
Luego, en un almuerzo del presidente con profesores, le ofreció seguir la carrera de medicina en Italia, lo que no aceptó. Prefirió ir a Buenos Aires, aunque volvió a Asunción, donde aceptó un empleo en el Archivo Nacional y optó por la carrera de Derecho y Ciencias Sociales, que culminó a los 21 años.
Para sobrevivir daba cátedras, dedicándose a enseñar.
Fue uno de los intelectuales más brillantes de su tiempo.
Trabajó como abogado. Fue Juez, Fiscal del Crimen y catedrático.
Inicio su carrera política electo diputado en 1907.
Participó en las revoluciones de 1904 y 1910.
Siendo presidente de la Cámara de Diputados, renunció y fue a vivir a Corrientes, donde tenía amigos.
Sus amigos de Corrientes le costearon el viaje a Europa, para especializarse en la carrera de Derecho. Partió de Buenos Aires en 1911.
Hizo cursos y acumuló experiencia en Francia, Inglaterra, Alemania, Italia, Suiza, España y Portugal.
Volvió a Asunción en marzo de 1920.
Estando en Europa, recibió el ofrecimiento del presidente, don Manuel Franco, para el cargo de ministro de Hacienda, el cual no aceptó.
La situación financiera era crítica.
En 1920, aceptó la nominación para el Ministerio de Hacienda del doctor Manuel Gondra. Al renunciar Gondra y su vicepresidente Dr. Félix Paiva, y ser elegido presidente provisorio el doctor Eusebio Ayala, siguió como ministro de Hacienda.
Cuando el 9 de abril de 1923, renunció el presidente Eusebio Ayala, el Congreso de la Nación eligió, como presidente provisorio de la República, al doctor Eligio Ayala, el 11 de abril de 1923.
Y cuando fue designado candidato presidencial del Partido Liberal, renunció al cargo, para dedicarse a recorrer la República, junto al candidato a vicepresidente, don Manuel Burgos.
Según dice la historia, por primera vez, recorrió todo el Paraguay.
En los primeros días de abril de 1924, leyó en el Teatro Nacional su programa de gobierno, siendo electo presidente de la República el 11 de mayo de 1924 por el periodo comprendido hasta el año 1928.
Las elecciones se realizaron sin la participación de la Asociación Nacional Republicana.
Ya en funciones, su primera medida fue una ley de amnistía para los civiles comprometidos en la sedición de 1922 a 1923.
Existía un ambiente conflictivo por noticias de ocupación boliviana del Chaco.
La penetración se hacía en fortines a los que denominaban de igual forma a los de Bolivia, de manera a confundir en el avance que realizaban.
Durante su gobierno, comenzó la compra de armas, en la mayor reserva para la probable guerra con Bolivia.
Dirigió, en forma brillante, las finanzas nacionales, redujo los gastos y el país tuvo un presupuesto viable.
Supo combatir el despilfarro, estabilizó la unidad monetaria y dedicó su atención a la agricultura.
Se logró aumentar la producción y la exportación.
Solía decir que dejaba la política partidaria a los hábiles jefes, para dedicarse plenamente a la administración pública.
Cuando entregó el mando al doctor José Patricio Guggiari, ocupó nuevamente el Ministerio de Hacienda hasta su muerte.
Su incomprensible y trágica muerte
En la noche del 23 de octubre de 1930, murió trágicamente en un oscuro incidente de tinte pasional.
La versión policial de lo ocurrido fue contada por Hilda Diez, su pareja y única testigo.
Dijo que a las 20:30, el ministro Ayala fue a su casa, situada en Manuel Pérez y Samuhu Pere y, al golpear la puerta de la habitación, se demoró, pero al dejar la puerta entreabierta, pasó Ayala al interior y encontró al señor Tomás Bareiro, que se parapetó al costado de un ropero y le disparó con un revólver, descerrajando tres tiros al ministro.
Ayala, caído, extrajo su pistola y le descerrajó cuatro tiros. Tomás Bareiro murió.
Ayala, herido, se levantó y caminó dos cuadras, hacia el Belvedere, tomó un taxi y pidió ser llevado al Sanatorio Masi Escobar. Allí le atendieron.
Otra versión dice que estaba cenando en su casa cuando le contaron que Tomás Bareiro estaba en casa de Hilda Diez, se fue a pie y armado y el desenlace fue fatal para ambos.
Washington Ashwell ha dicho del suceso: “Era por los favores de una promiscua golfa teutona, que por entonces servía a Ayala como doméstica y amante. En un rapto de celos, al enterarse de la infidelidad de su servidora, Ayala tomó la pistola y caminó las cuadras, desde su casa en Estados Unidos y la entonces Presidente Wilson, hoy calle Eligio Ayala, a la casita de la calle hoy Juan de Salazar y Boquerón, que le había regalado a su sirvienta. Allí los encontró”.
A pesar de sus heridas fue caminando hasta la parada de taxi en Belvedere y fue hasta la casa del doctor Masi, a pedirle auxilio médico.
Murió joven, a los 51 años. A las 14 y 15 minutos del día 24 de octubre de 1930, entró en estado comatoso final.
En sesión extraordinaria de la Junta Municipal, celebrada de urgencia por la noche, se resolvió, entre otras cosas, homenajear al doctor Eligio Ayala y designar con su nombre a la calle que llevaba el nombre de Presidente Wilson.