La calle Ñuflo de Chaves recuerda al “caballero andante de la selva”, que fundó la boliviana ciudad de Santa Cruz de la Sierra

Como continuación a la serie de entregas sobre los nombres de las calles de Asunción y la historia que encierra cada una de esas denominaciones, elaborada por la señora Evanhy de Gallegos, se destaca una calle capitalina que lleva el nombre del español Ñuflo de Chaves, fundador de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, ubicada en Bolivia.

Por la Ordenanza 649 de 1942 se llama así a la ex calle 27, que arranca desde un arroyo sin nombre, próximo a la avenida Juan León Mallorquín al sur, y se dirige al norte hasta la calle Alférez Victoriano Silva.  Es paralela a las calles Tte. Pratts al oeste y a Díaz de Guzmán al este, recorriendo los barrios: Sajonia, Carlos Antonio López, San Antonio e Ita Pyta Punta.

Ñuflo de Chaves nació el 12 de junio del año 1518, en Santa Cruz de la Sierra, España.

Cuando el 26 de febrero de 1561, el conquistador español fundó la ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra, le dio el nombre en homenaje a la ciudad donde nació en España.

Su hermano fray Diego de Chaves era confesor del rey Felipe II. Formaba parte de una familia acomodada. Su nombre era Nufrio, por lo que se le llamaba Ñuflo.

Optó por la milicia y tuvo el permiso de venir al Río de la Plata con la expedición de Alvar Núñez Cabeza de Vaca.

Le decían “El caballero andante de la selva” y “El caballero del Oriente”.

Con Cabeza de Vaca, hizo la célebre caminata “por donde García pasó”, desde Santa Catarina hasta llegar a Asunción.

Ñuflo de Chaves, el incansable

Se lo conoció como un hombre audaz, sin temor al peligro, incansable.

En octubre de 1542, participó en el descubrimiento del Puerto de los Reyes, actual Corumbá.  

Al año siguiente, en busca de la Sierra de la Plata, Cabeza de Vaca lo envió a buscar los tesoros por el Chaco.  Navegó por el Pilcomayo, llamado Aguaray, río al que le decían sabio o de los mil meandros.

Buscando por esa vía el camino al Perú, después de hacer unos doscientos kilómetros, retornó porque el río se angostaba.

También realizó expediciones al Guairá.

Ñuflo, hombre de confianza de Martínez de Irala

Fue uno de los conjurados contra el gobernador Alvar Núñez Cabeza de Vaca, en 1544.

En 1546, Ñuflo de Chaves acompañó al gobernador Domingo Martínez de Irala a continuar la búsqueda de la Sierra de la Plata.

Por los sucesos dramáticos que ocurrieron desde entonces, tuvo que buscar su destino fuera de los límites de Asunción.

Había quedado interinando la gobernación Francisco de Mendoza, un ilustre anciano, hombre de confianza de Martínez de Irala.

Juntos, Martínez de Irala y Chaves, alcanzaron San Fernando, en el nacimiento del río Paraguay, con destino a la zona de los mbayaes, que creían les ayudarían a encontrar el camino a la tierra de los metales, lo que no ocurrió, porque fueron atacados.

Vencieron a los indios y llegaron hasta donde lo hizo Ayolas.  Hicieron 500 leguas, unos 350 kilómetros de caminata, a la Sierra de la PlataChuquisaca, descubriendo que el Reino de los Incas ya estaba descubierto y sometido por los españoles del Perú, desde 1538.

Irala retornó entonces a Asunción, encomendando a Ñuflo de Chaves llegar a Lima, para felicitar a Pedro de la Gasca por sus triunfos contra Pizarro y solicitar ayuda.

Caminando llegó a Lima, el 26 de noviembre de 1548.

Mientras tanto, Martínez de Irala, de regreso a Asunción en marzo de 1549, en el puerto de San Fernando, fue informado que Francisco de Mendoza, el gobernador interino, había sido ahorcado y reemplazado por Diego de Abreu.

La conspiración fue una venganza de partidarios de Cabeza de Vaca contra Martínez de Irala.

Francisco de Mendoza, el gobernador interino destituido y matado (capitán de ilustre prosapia), había sido degollado en la plaza pública, del hoy Centro Histórico de Asunción.

La ejecución había ocurrido en la actual plaza Independencia, conocida como Plaza de Armas. 

El hecho provocó la ira de Domingo Martínez de Irala quien, apenas llegado a Asunción, tomó la ciudad y persiguió al capitán Diego de Abreu y su cómplice, Ruy Díaz de Melgarejo.  

Abreu aspiraba a quedar como gobernador en reemplazo de Martínez de Irala, aunque solo durante tres días ejerció el cargo ganado por la fuerza.

Cuando Ñuflo de Chaves regresó de Lima hacia 1550, persiguió a Diego de Abreu, por haber ordenado ahorcar a su suegro Francisco de Mendoza, padre de su esposa Elvira de Mendoza Manrique.

La persecución se convirtió en venganza personal.

En los montes de Acahay, acabó con la vida de algunos conspiradores y trajo prisioneros a otros, pero Abreu volvió a escapar.

La ciudad de Asunción se dividió entonces entre partidarios Alvaristas e Iralistas.

Para lograr la pacificación, Martínez de Irala ordenó que mataran a Abreu.

Resolvió también lograr la paz, al recurrir a alianzas matrimoniales de concertación. 

Ofreció en casamiento cuatro hijas a cuatro capitanes Alvaristas, que se convirtieron en yernos para evitar ser ahorcados.

Dice la historia que eran “dulces y ardientes mestizas de doce a trece años”.

Con estas medidas, acabaron los partidarios de Alvar Núñez Cabeza de Vaca.

El 2 de julio de 1555 llegó la noticia del nombramiento oficial real como gobernador para Martínez de Irala, autoridad de la Provincia Gigante de las Indias.

Para entonces, al capitán Ñuflo de Chaves, hombre de confianza y brazo derecho de Irala, le eran encomendadas las acciones más difíciles e importantes.

Martínez de Irala murió el 3 de octubre de 1556 y fue nombrado gobernador su yerno, Gonzalo de Mendoza.

Ñuflo de Chaves, con toda su condición de líder, no fue el heredero para el cargo, a pesar de la capacidad que tenía para ejercerlo.

En 1558, el gobernador Gonzalo de Mendoza lo envió al norte, a la tierra de los Xaraxes, con la misión de poblar.

Ese año fundó Parabazanes, a orillas del Jaurú, luego Nueva Asunción, el 1 de agosto de 1558, en la laguna Concepción, formada por el río Parapití.

Santa Cruz de la Sierra fue fundada por Ñuflo de Chaves el 26 de febrero de 1561.

Para alejarse de Asunción, se presentó ante la audiencia de Lima, proponiendo ser nombrado gobernador de tan rica región y pidiendo se convierta en una nueva provincia, pero independiente de Asunción.

Así logró ser nombrado teniente gobernador de la Provincia de Santa Cruz de la Sierra.

Le disputó el cargo el explorador y conquistador Andrés Manso.

Como los exploradores españoles, desde el Perú, ya habían explorado la región cuando Chaves la reclamó en 1560, ante el virrey Andrés Hurtado de Mendoza, Marqués de Cañete, el virrey nombró gobernador de la Provincia de Moxos a su hijo García Hurtado de Mendoza, Marqués de Cañete, y nombró a Chaves teniente gobernador.  

Andrés Manso quedó fuera de los planes.

El hijo del virrey estaba en Chile, cumpliendo funciones de gobernador, por lo que quien ejerció realmente el cargo fue Ñuflo de Chaves.  

Andrés Manso, en rebelión, fue apresado por Ñuflo de Chaves y escapando buscó refugio en Santo Domingo de la Nueva Rioja, fundación efímera a orillas del río Parapití.

Entre los soldados que pasaron a filas del ejército de Ñuflo de Chaves, se encontraba Juan de Garay.

Fue la tercera desmembración que sufrió la Provincia Gigante de las Indias.

En el año 1564, regresó a la ciudad de Asunción, en busca de su familia.

Logró arreglar su indisposición con el Cabildo, por la desobediencia en la no cumplida fundación en los Xaraxes, y logró arrastrar mucha gente a su propia ciudad, donde sería autoridad: Santa Cruz de la Sierra

Partió de Asunción con 18 naves y, prácticamente, la despobló.

En 1568, se presentaron, en Santa Cruz de la Sierra, el teniente general Felipe de Cáceres, camino a Asunción, donde debía interinar la gobernación de Juan Ortiz de Zárate, de viaje a España, donde pediría su confirmación en el cargo.

Ñuflo de Chaves se ofreció a acompañarlos en un tramo del camino.

Entre los viajeros estaba el capitán Juan de Garay, poblador de Santa Cruz de la Sierra, de la cual había sido regidor, quien venía a Asunción con toda su familia.

Ñuflo de Chaves los acompañó hasta la tierra de los itatines.

El destino le jugó una mala pasada al fundador de la ciudad boliviana de origen guaraní.

Fue asesinado por indios, mientras dormía en una hamaca, el 5 de octubre de 1568.

Cuando descansaba en el poblado Chochis, resultó muerto traidoramente a golpes de macana, en suerte similar a la de Juan de Garay, años más tarde.

Además de sus dos hijos mestizos de Asunción, Ñuflo de Chaves dejo cuatro hijos legítimos, habidos con Elvira de Mendoza, llamados Elvira Manrique de Lara, Catalina de Chaves, Francisco de Chaves y Álvaro de Escobar.

Fue el primer hombre que cruzó el continente americano dos veces, desde el Atlántico al Pacífico.

Caminó de Asunción a Lima dos veces.  Hizo 5.600 leguas (calculando 5 km por legua) 30.600 km en diez y seis expediciones.

Se decía de Ñuflo de Chaves que era una flecha humana.

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