Una calle de Asunción recuerda al Capitán Juan de Ayolas, quien desembarcó donde termina la actual calle 14 de Mayo
Por la Ordenanza Nº 649 de 1942, se denominó Juan de Ayolas la calle ubicada al Norte de la arteria denominada El Paraguayo Independiente. Es paralela a la calle Montevideo al Oeste y a la calle O’Leary al Este.
Arranca específicamente en la calle El Paraguayo Independiente al Norte y se desplaza al Sur hasta el Bañado Tacumbú, extendiéndose, justamente, en los barrios Tacumbú y Encarnación.
La historia de la ciudad Nuestra Señora Santa María de la Asunción, se inicia cuando era “Paragua – y”, antes del descubrimiento de América.
Y en las tierras de “Paragua-y”, (Asunción del Paraguay), nudo central o eje del “Tape Aviru”, hacía quince años ya había estado el portugués Alejo García, siguiendo la ruta guaraní en busca de la Sierra de la Plata.
Una descripción imaginaria del río Paraguay en el recodo ocupado por la bahía, permite descubrir que aún hay señales que dejan adivinar dónde o en qué sitio ocurrió la Fundación de Asunción.
El 23 de diciembre de 1536, el capitán Juan de Ayolas aparcó la nave a la altura de la desaparecida Laguna de los Patos, que entonces quedaba donde termina la actual calle 14 de Mayo.
Existe una depresión del terreno que indica que fue una entrada de agua desde el río.
Donde existió la laguna, se encuentra actualmente la Base Operacional Nº 1 de la Policía Municipal de Tránsito (PMT) de Asunción.
Cuando los barcos llegaron a esa entrada de agua, hoy inexistente, admiraron el increíblemente bello paisaje y pusieron pie en la tierra guaraní el capitán Domingo Martínez de Irala, el arcabucero y el intérprete Bastián Alonso.
Caminando, sin ser violentados, llegaron a la “táva” en la costa, entre las actuales calles Montevideo y Tacuary.
Entre 1536 y 1537, el gobernante de la “táva guasu”, que ocupaba el hoy denominado Centro Histórico de Asunción, era el cacique Caracara.
Entonces no existía el Banco San Miguel, que hoy cubre la vista del río Paraguay, por lo que el río se veía grande y amplio.
La playa llegaba a más o menos la mitad del centro de la bahía. Todo ese sector desapareció, arrasado por las aguas.
El centro de gobierno de Caracara habría comprendido dónde se encuentra el Palacio de Gobierno, considerado un lugar privilegiado de Asunción.
Este poblado era conocido por el nombre del río sobre el que se asienta la ciudad: “Paragua –y”.
Hasta hoy se denomina “paraguaygua” o de la ciudad de “Paragua –y” a los asuncenos.
Allí se pactó la alianza entre Juan de Ayolas, jefe de la expedición, su lugarteniente Domingo Martínez de Irala y el gobernando cario llamado Caracara.
Previendo la realidad de la situación que se les presentaba, al divisar en la costa la flota de carabelas, Caracara había llamado, con urgencia, a reunión general a los otros caciques de la región: Moquiracé, Ñandua, Cupiraty, Mayrerú, Guarambaré o Abambae, Timbuai y Aracaré, para decidir los pasos a seguir ante la presencia extranjera.
Recordaban que años antes, diez años, ya habían llegado hombres desconocidos hasta el Pilcomayo, retornando hacia el sur.
Sin dudas eran Sebastián Gaboto y Diego García de Moguer, quienes, por la disputa sobre a quién correspondía seguir el viaje, perdieron su oportunidad de ser los primeros en llegar a Potosí.
Los caciques debieron evaluar entre enfrentarlos, como ocurrió en Villeta y en el cerro, llamado después Lambaré, o tal vez ayudarlos a llegar a las tierras de los Incas, donde estaban los metales, que finalmente eran el verdadero objetivo de los invasores.
Si así lo hacían, los caciques creían, ingenuamente, que los podrían alejar de la “táva”.
La Sierra de la Plata estaba demasiado lejos, pasando los Xarayes.
El consejo de caciques evaluó la cantidad de muertos en las batallas de Villeta y Lambaré y decidió brindar la ayuda necesaria a Ayolas, pues creían que sería el modo de evitar la violencia.
Solo deberían acompañarlos a navegar hasta el norte, trasladando el problema de la codicia.
Días después del acuerdo, con alimentos y los guías necesarios, partió Juan de Ayolas a las tierras del Perú.
El cacique Caracara había mandado mensajeros a los pueblos para hacer saber de la alianza, lo que indica el liderazgo que tenía como jefe de los cario del Paraguay.
Entre los guaraní existía un gobierno de confederación de caciques que difundieron las órdenes del país indígena. Aproximadamente dos mil guerreros se unieron en canoas a los españoles y partieron al norte.