Una calle de Asunción recuerda al primer gobernador americano, Hernando Arias de Saavedra
Continuando con la serie de entregas sobre los nombres de las calles de Asunción y la historia que encierra cada una de esas denominaciones, elaborada por la señora Evanhy de Gallegos, se brindarán detalles sobre la calle Hernandarias, que homenajea al primer gobernante americano, Hernando Arias de Saavedra
Y la arteria capitalina que lleva este nombre, por la Ordenanza 60/1900, limita con el Parque Carlos Antonio López y se extiende desde la calle Dr. Ross Gallardo al Suroeste, hasta la intersección de las avenidas Stella Maris, El Paraguayo Independiente y Benjamín Constant, al Noroeste. Es paralela a la avenida Colón al Sureste y a la calle Don Bosco al Noroeste.
En 1598, el gobernador asunceno Hernando Arias de Saavedra estableció los límites de Asunción, hasta 100 leguas a la redonda, casi como el Paraguay actual.
La demarcación de límites hasta 100 leguas a la redonda, fue la base documental de la pérdida de salida al mar, que posteriormente utilizó el rey Felipe III y que parafraseó el escritor Augusto Ropa Bastos, definiendo al Paraguay como “una isla sin mar”.
La delimitación del 17 de diciembre de 1598 dejó a la ciudad de Asunción con una superficie gigantesca, pero sin puerto al mar.
La legua colonial tenía 6.349,20 metros, un poco más de 6 kilómetros por legua.
La historia de Hernando Arias de Saavedra
Hernandarias fue alternativamente gobernador desde el 13 de julio de 1592 hasta el 10 de noviembre de 1618.
Tres veces fue gobernador provisorio y dos tuvo el cargo efectivo, designado por la corona.
Sus gobiernos escalonados sumaron en total casi veinte años, pero con influencia sobre treinta años de la historia de estas tierras.
Hernandariasnació en Asunción en 1564. Fue hijo de Martín Suárez de Toledo y María de Sanabria, hija de doña Mencia Calderón y del tercer adelantado don Juan de Sanabria.
Doña Mencia es recordada como una intrépida mujer, quién no se amedrentó ante las dificultades y peligros y llegó a Asunción, después de un azaroso viaje y caminando desde la actual Santa Catarina, enfrentando todo tipo de peligros.
Hernandarias vivió sus primeros años en el caserío pobre que era Asunción y compartió con la primera generación criolla nacida.
A los 14 años se inició en la vida militar.
La fama de “hijo de la tierra” le vino cuando, luego de un combate con un guerrero guaycurú, aún después de haberlo vencido, le perdonó la vida y le tendió la mano.
Tenía 20 años y corría el año 1579.
Hernandarias fue fundador de ciudades
Siendo muy joven, fue el principal colaborador de don Juan de Garay para las fundaciones de Santa Fe de la Vera Cruz el 15 de noviembre de 1573 y Buenos Aires el 11 de junio de 1580.
Se ocupó de arrear por tierra la caballada y el ganado vacuno que Asunción destinó a esas nuevas poblaciones, además de contribuir con sus conocimientos constructivos, porque tenía perfil de arquitecto.
Durante esos viajes con Juan de Garay, estando en su casa de Santa Fe, quedó prendado de su hija, Gerónima Contreras, de quien se enamoró y con quien se casó a principios de 1582.
Un año después fue asesinado Juan de Garay.
Hernandarias y Gerónima tuvieron tres hijas: Gerónima, Isabel y María.
Acompañó al último Adelantado Juan Torres de Vera y Aragón y participó de la fundación de Concepción del Bermejo, el 14 de abril de 1585.
En 1588, participó de la fundación de San Juan de Vera de las Siete Corrientes, específicamente el 3 de abril de ese año.
Hacia 1590, Asunción se debatía en el caos y las conspiraciones. El nombre de Hernandarias se repetía como el hombre que podría salvarles del desgobierno.
El 13 de julio de 1592, la ciudad de Asunción lo eligió para lo que sería su primer gobierno. Tenía alrededor de 32 años y había llegado a la más alta magistratura por méritos propios y un prestigio cimentado en las batallas y en la fundación de ciudades.
Cuando no estuvo al frente del gobierno, fue el poder detrás del trono.
Era un conductor indiscutido y, para más, criollo.
El 17 de diciembre de 1598, durante su primer gobierno, Hernando Arias de Saavedra demarcó el municipio de Asunción, en un radio de cien leguas a la redonda.
Asunción tuvo casi la superficie del Paraguay actual. Sus discutidos efectos en la pérdida del puerto de Buenos Aires, ensombrecieron su historia.
En 1602, nuevamente Hernandarias fue gobierno.
En 1604, realizó una larga expedición hasta las regiones magallánicas, desvaneciendo para siempre el mito de La Ciudad de los Césares, cubierta de oro y plata, y allí cayó prisionero de los indios patagones.
Como consecuencia de su participación en tantas batallas contra indios insurrectos, quedó cojo, sordo y tuerto.
Los contrabandistas de Buenos Aires lo destituyeron
En 1607, Hernandarias reprimió el contrabando de esclavos y mercaderías desde el puerto de Buenos Aires.
En 1607 se fundó la Provincia Jesuítica del Paraguay.
Tras la muerte del gobernador Diego de Negrón, en 1613, en 1614 asumió por última vez el gobierno de Asunción.
No solo reprimió el contrabando, también el mate
Además de reprimir el contrabando, tomó una medida extrema contra la holgazanería, intentando prohibir “el vicio del mate que se extendía por Sudamérica”.
Erróneamente, Hernandarias atribuía al mate, la fusión compuesta de agua caliente y yerba mate, la indolencia en el trabajo.
Al gobernador le indignaba sobre todo ver que indios, mestizos y algunos criollos, “debían salir en reiteradas ocasiones de la misa para ir a orinar”.
En 1617, el rey Felipe III dividió las Provincias del Río de la Plata en dos gobernaciones: la del Río de la Plata, con sede en Buenos Aires, y la del Guairá, con sede en Asunción.
La fatídica decisión dejó mediterránea a la Provincia del Guairá y al Paraguay histórico.
El rey se había basado en la demarcación de la ciudad de Asunción que Hernandarias hizo en 1598 y, a solicitud del mismo Hernandarias, según documentos recogidos por la historia.
Los contrabandistas le hicieron apresar
En 1618, llegó a Buenos Aires el nuevo gobernador, don Diego de Góngora y Elizalde.
La nueva autoridad lo envió a la cárcel en nombre de los contrabandistas y puso en libertad a todos los culpables de los delitos e irregularidades.
Además de perder el cargo e ir a la cárcel, los bienes de Hernandarias fueron embargados.
Tuvo que intervenir el sacerdote Martin Ignacio de Loyola, quien intercedió ante el rey Felipe III en la defensa y reivindicación de Hernandarias, quién había sido gestor para la venida al Paraguay de la Orden Jesuita.
La presencia jesuita en el Paraguay, inicialmente se limitó a fundar reducciones y salvar almas, de acuerdo a cómo se entendía entonces la cristiandad.
Esto fue cambiando debido al dominio de tanto territorio y la gran riqueza que acumularon.
El gobernador Hernandarias llegó a entregar el comercio exterior de Asunción a los jesuitas, actuación que desembocó en la Revolución de los Comuneros, la expulsión de la Orden Jesuita y, más tarde, en la Independencia de 1811.
La tardía reivindicación de Hernandarias
En 1619, Hernandarias fue liberado y, en premio por los servicios prestados a la Corona, después de salir de la cárcel, se ordenó que un retrato suyo se exhibiera en el Salón de los Ilustres Varones de las Indias de la Casa de la Contratación de Sevilla y que en su casa se colocaran las “Cadenas de Privilegio que hacían que la justicia no pudiera ingresar a ella ni a los que acudían a pedir asilo en ella”.
Recién en 1624 concluyó el proceso contra Hernandarias. Todos los cargos en su contra fueron desechados.
Murió el 21 de diciembre de 1631, a los 70 años, en su casa, con cadenas de la ciudad de Santa Fe.
La historia recuerda a este criollo asunceno, como una de las más ilustres figuras de la época colonial.