Campaña Testimonial de Servidores Urbanos muestra un orgullo institucional como es la vida laboral y personal de Carlos Ramón Arrúa
Siguiendo con la campaña #SonComoVos, de la Dirección de Servicios Urbanos (DSU) de la Municipalidad de Asunción, que tiene como objetivo visibilizar y sensibilizar a la ciudadanía, sobre la labor emprendida diariamente por los servidores operativos de la Municipalidad de Asunción, se destaca la vida laboral y personal de Carlos Ramón Arrúa, un verdadero orgullo municipal.
Es funcionario de la Municipalidad de Asunción desde los 20 años, recorrió varios departamentos pero siempre dentro de la Dirección de Servicios Urbanos.
“Tengo 25 años de antigüedad, ya estuve en Servicios Varios, en la Dirección, en la parte de corpida, y de corpida pasé a cuadrilla”, detalló.
Actualmente, desde hace 13 años, se encuentra nuevamente en Servicios Varios y es responsable de una cuadrilla especial, donde se atienden reclamos, se hace limpieza de la parte céntrica, avenidas, levantamiento de puestos, recolección de residuos, de ramas y pedidos en general, durante el turno tarde.
Como si los años no pasaran para Carlos, él no deja de lado sus buenas costumbres de antaño.
“Mi horario de entrada es a las 12:00 pero siempre estoy más temprano. A eso de las 10:00, algunas veces a las 9:30, ya llego. Me acostumbré a llegar temprano, si venís sobre la hora no sabés con qué problema te vas a encontrar, entonces, uno ya previene cuando viene temprano, sabe qué se puede hacer, o qué problema hay, se planifica mejor, para prevenir inconvenientes en el trabajo”, resaltó.
Si bien reconoce que ahora las cosas cambiaron y que los Departamentos se organizaron y reestructuraron, y que ya no es común tener problemas a la hora de salir, él prefiere mantener siempre vivo ese hábito.
Se levanta temprano, entre las 4:00 o 5:00 de la mañana, organiza algunas cuestiones en su casa, y luego se alista para salir, y presentarse sin apuros a la base de la DSU. Una vez que se cerciora de que no lo necesitan en las calles antes de su horario, se prepara un frondoso tereré, agarra sus libros de estudio y se aísla por un momento, hasta completar la asignación del día, pues muy pronto se recibirá de “Bachiller en teología”, carrera que viene desarrollando en un Seminario Teológico Bautista.
Llegado oficialmente su horario laboral, sube al camión, contento por iniciar otra jornada de servicio, donde sus años de trabajo le han dejado buenas y malas experiencias.
“Los que trabajamos en la calle encontramos mucho la incomprensión de la gente, muchas veces tenemos que quedarnos en algún lugar para alzar un puesto y el camión tiene que cubrir casi toda la trayectoria de la avenida y, al quedarnos, ya se nos reta. Lo que más se siente es la intolerancia de la gente, nos dicen cualquier cosa, algunos comprenden pero poco se valora el trabajo que hacemos”, manifestó.
La solidaridad es uno de sus rasgos, por lo que recuerda siempre con preocupación las veces que sus compañeros se accidentaron alzando objetos punzantes de entre las basuras domiciliarias, especialmente uno que sufrió el corte profundo en la pierna.
“Por eso quiero pedirle también a la gente, recomendarle que si tienen algún vidrio pongan aparte, embolsar bien las basuras, porque o si no se desatan y se desparraman al tratar de alzar”, exhortó.
Dibujando una sonrisa en su rostro relata que tiene una hija que quiere mucho, y con quien trata de mantener siempre una linda unión, pues vive fuera del país.
Concluyó comentando orgulloso un logro a nivel personal.
“Con gran esfuerzo estoy terminando de pagar mi propio terreno, donde voy a construir mi casita, mientras tanto le hago compañía a mi papá en la Ciudad de Limpio”, finalizó.