Tesoros de mi ciudad inicia con la historia del Palacete De Vargas
Evanhy de Gallegos
La ciudad de Asunción tiene edificios y sitios que son registrados por la Administración Municipal por ser indicativos de una época y un tiempo valorado desde la perspectiva histórica.
Al estar catalogados en un trabajo ampliamente descriptivo por la Dirección General de Desarrollo Urbano y su Departamento de Patrimonios Edilicios, éstos adquieren un valor extraordinario que evita que los mismos sean derribados o demolidos sin el permiso municipal, que les da protección por sobre cualquier interés que avasalle el espacio privilegiado que poseen en la ciudad.
El Centro Histórico alberga la mayoría de estas edificaciones patrimoniales, aunque no dejan de ser importantes las que están en las emblemáticas avenidas Mariscal López y Carlos Antonio López, sin olvidar la maravillosa tira de edificios de la calle Eligio Ayala.
En los artículos que sobre estas edificaciones iremos escribiendo, destacaremos la Ordenanza Municipal que les da el carácter de pertenencia a este exclusivo listado de lugares y direcciones, que en nuestra capital otorgan identidad al pasado, permitiendo visualizar cómo era nuestra ciudad.
Al tratarse de descripciones técnicas, deberemos omitir parte de los extensos registros de valoración de la arquitectura e ingeniería de cada locación. Extraeremos lo esencial de los detalles constructivos de las épocas de cada obra, pudiendo los interesados en mayores detalles recurrir a las Ordenanzas respectivas.
En los artículos cobrará importancia la historia de las personas o familias que nos legaron esas construcciones, las cuales nos permiten identificar una época pasada del Paraguay y destacaremos a los arquitectos e ingenieros que posibilitaron el reflejo de los estilos en uso en las décadas en que les tocó vivir.
Es decir que, esencialmente, valoraremos las joyas y tesoros que aún posee Asunción.
En 1929, el gran arquitecto de prestigio mundial, Le Corbusier, estuvo en Asunción y quedó impactado por los “caracteres urbanos de Asunción”.
Había dado conferencias en Buenos Aires y resolvió conocer Asunción.
El entonces ministro de Hacienda, Doctor Eligio Ayala, que lo recibió, le preguntó qué podía aconsejarle en cuanto a la urbanización de Asunción.
Le Corbusier le dijo que no necesitaba cambiar nada, que “En la Asunción se respira un aire feliz y un ambiente ingenuo y rebosante, que hace que esta ciudad risueña no necesite una modificación, en lo más mínimo, en cuanto a trazados urbanísticos, pues ella está hecha como para la vida que allí se vive”.
En esa época, la ciudad de Asunción todavía olía a jazmines y naranjos en flor.
Palacete De Vargas, una joya edilicia del Centro Histórico de Asunción
En el Centro Histórico de Asunción, en la esquina de Presidente Franco y O’Leary Nº 707, del barrio de La Encarnación, resalta un edificio que alberga la Vicepresidencia de la Nación.
Está catalogado como bien patrimonial de Asunción por la Ordenanza Nº 85 del año 1996.
Su denominativo original es: Palacete De Vargas, aunque ha tenido otras funciones además de ser vivienda de la familia De Vargas – Rivarola.
Fue Ministerio de Relaciones Exteriores, Museo de Bellas Artes y Biblioteca Americana Juan Silvano Godoi, Biblioteca, Museo y Archivo Nacional, Biblioteca y Museo Godoi, Museo de Arte Nacional y Cancillería Nacional.
Desde el año 2004, es edificio de la Vicepresidencia de la República.
El propietario original, el señor Pacífico De Vargas y señora Felipa Rivarola, lo mandaron construir en la esquina donde había una pequeña casa.
Actualmente la propiedad corresponde al Estado Paraguayo – Ministerio de Relaciones Exteriores.
Hubo otros propietarios: Juan Silvano Godoi, concuñado de Pacífico De Vargas; el profesor Carlos Pussineri y la Sociedad Benza y Bibolini.
Fue construido por el arquitecto y constructor sueco Carlos Rehnfeldt, en 1887, después de la Guerra Contra la Triple Alianza, teniendo en cuenta que Rehnfeldt llegó al país en 1880.
Posee la corriente estilística del Neoclásico Italiano en los 1.405 m2 y dos pisos que posee.
El señor Pacífico De Vargas fue un coronel del ejército brasileño, que participó de la Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay, como ayudante de campo del general Juan Manuel Mena Barreto, quién murió en la batalla de Piribebuy el 12 de agosto de 1869.
Por el relato de De Vargas se conoció cómo murió Mena Barreto de un tiro en la ingle.
Contó que lo llevaron a una casita de paja y mandaron buscar al cirujano que llegó cuando ya había expirado.
Inclusive detalló que, con un cuchillito de plata que tenía, logró desabrocharle el pantalón a Mena Barreto.
Relató que su cadáver se enterró primero frente al altar de la iglesia de Piribebuy y luego se trasladó al Brasil.
Pacífico De Vargas se quedó en Asunción donde formó familia con Felipa Rivarola.
Fue propietario de grandes yerbales en San Estanislao y ganadero de una estancia llamada Puerto Alegre, en Concepción, según el Álbum Gráfico publicado por Arsenio López Decoud, en 1911.
En 1884 fue concesionario de la línea tranviaria que prestaba servicios entre el Puerto de Asunción y la Cancha Sociedad, actual Hotel del Paraguay.
Con Juan Silvano Godoi, fue creador del Museo de Bellas Artes. También se lo cita como uno de los fundadores del Ateneo Paraguayo en 1883.
Uno de sus hijos del mismo nombre, Pacífico De Vargas, fue senador de la Nación a comienzos del 1900 y fue abuelo del legislador liberal Francisco José De Vargas.
En el edificio que fue su vivienda, resaltan los balcones a la calle de la planta baja y la planta alta.
Hay mucha riqueza ornamental en toda la construcción. Se llega a la planta alta por una escalera, de tipo imperial, con baranda de hierro forjado con diseño artístico.
En la década del 80, durante la administración del canciller doctor Alberto Nogués, el edificio fue intervenido por el arquitecto francés Jean Pierre Jouve, Jefe de Monumentos Históricos de Francia, que había venido en 1979 para realizar la restauración y remodelación del Palacio de Gobierno.
El arquitecto le dio funcionalidad con una torre espejada de cinco pisos, para la cual utilizó el patio interno.
Desde la torre es factible reconocer la parte antigua con todo su esplendor.
Es una de las más bellas construcciones del fin del siglo XIX que se encuentra en pie, catalogado como patrimonio arquitectónico, histórico, artístico y cultural.